¿Relajarte?, ¿olvidarte de todo?, ¿tomarte unos días para recobrar fuerzas o disfrutar con tu pareja?.En medio de la dehesa extremeña se encuentra este hotel que constituye en si mismo un destino, pensado y respetado, para que huyas por unos días de tu vida ajetreada.
Todo, absolutamente todo está en armonía en este lugar para que te olvides del extrés.
Desde que entras por la puerta se ralentiza el tiempo y entras en un convento, incluso, bajas el tono de voz y te olvidas de los ruidos, del caos, de los problemas. Pasas a otra época, en la que todo era más sencillo, más calmado.
La combinación del blanco en sus tejidos y las paredes encaladas, junto con el verde de sus sencillas plantas y los detalles naturales hacen una mezcla perfecta para que desde que entras por la puerta del convento, sientas la relajación que se va buscando a un lugar como este.
Su decoración espartana, podriamos denominarla como minimalista por su sencillez y la falta de ornamentación, haciendo que la luz y el espacio se constituyan como protagonistas en todos las estancias.
Aquí los protagonistas son los arcos, la luz que entra por las ventanas, la sombras proyectadas por los naranjos en el patio, la calidez de las chimeneas,el frescor de sus estancias …. Los pequeños detalles, unas flores secas en unos tarros de cristal o unas bolsas blancas que se iluminan en el restaurante cuando llega la noche.
Hablamos de un minimalismo cuyo origen principal son los elementos arquitectónicos de un convento antiguo que ha sido respetado en su plenitud y que ha conseguido recuperar aquellos elementos que fueron perdidos como las pinturas de uno de sus salones o la biblioteca.
Algodón, lino, lana, tejidos naturales casan a la perfección con las maderas sin barnizar presentes en puertas, mesas, tumbonas,… adoquines de barros con detalles industriales, mezclas sutiles que armonizan en un mismo espacio.
La iluminación, delicada e indirecta. Conseguida a través de velas repartidas por lugares de paso, el restaurante y las habitaciones y mezclada con luminarias dirigidas hacia el techo y oculta tras una cornisa como en el restaurante o sobremesas que proyectan su luz al suelo en las habitaciones.
Blanco, verde y arena. Esta es la acertada combinación de colores que buscan la paz en este convento transformado ahora para conseguir tu evasión del bullicio y el extrés.
Que tal una escapada a un universo de sencillez y calma??? Decoración Sevilla os recomienda perderse por unos días en el Convento de la Parra.